Testimonio de un expatriado en la India

¿Por qué ir a la India? Me han hecho esta pregunta docenas de veces. ¿Y por qué no? Nunca había estado allí, nunca había pisado Asia, pero pensaba ir algún día después de viajar por toda Europa. Más vale aprovechar esta oportunidad para ver algo diferente, para conocer un país como expatriado y no sólo como turista.

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¿Trabaja en el extranjero? Nunca me he opuesto a ella, sino todo lo contrario. Mientras el trabajo que me ofrezcan me atraiga y el destino me guste, no veo motivos para dudar. Soy joven y sin hijos y mis lazos familiares son limitados, así que ahora es el momento de viajar.

¿Estoy preparado para entrar en el mundo profesional? Por supuesto, desde el final de mi IUT de hecho, pero mis estudios no han terminado por lo que no estoy allí todavía. Y ya he «entrado en el mundo profesional»: acabo de pasar un año allí.

¿Qué me aportó mi año en la India? A nivel cultural, no hay duda, la cultura india es muy diversa y también estuve en China y Tailandia. Un año en el extranjero sin sumergirse en la cultura es imposible. En cuanto al idioma, un año de inmersión en un país anglófono sólo puede mejorar tu nivel de inglés. A nivel técnico, por fin pude ver lo que era ser ingeniero, ya que ese es el puesto que ocupé durante el año en el laboratorio de investigación. Un ingeniero es ante todo un gestor, y este año he aprendido a dirigir un equipo, gestionar mis proyectos, hacer frente a los problemas… y todo ello con total autonomía.

¡Vaya pregunta! Suficiente para escribir una novela, en varios volúmenes.

¿Lo más sorprendente? La contradicción permanente. En todas partes de la India, a diferencia de Sudamérica, los pobres viven con los ricos, lo que significa que entre dos hermosas villas pertenecientes a familias adineradas siempre hay unas cuantas tiendas tradicionales habitadas por familias muy pobres. La gente se ha dado cuenta de que se necesitan mutuamente: los ricos ofrecen pequeños trabajos a los pobres a cambio de un salario: jardinería, pasear al perro, cortar leña, cavar un hoyo, una piscina… Y los indios no son envidiosos por naturaleza, el dinero no tiene necesariamente ningún valor, lo que más importa es la religión, así que hasta los más indigentes tendrán una sonrisa en la cara. Ésta es la mayor parte de la magia india, por encima de la historia y la religión. Basta con sonreír a alguien para recibir una sonrisa a cambio, o un saludo de los niños.

Hay tantas diferencias que te hacen odiar el país y jurar que no volverás a pisarlo, o enamorarte de él de nuevo…

En cualquier caso, la India no se puede contar, hay que vivirla…

Un año de trabajo en la India es una experiencia fabulosa para probar, te permite descubrir muchas cosas, pero requiere una buena apertura de espíritu, cierta curiosidad, bastante autonomía y mucha paciencia.

El bajo coste de la vida permite viajar barato y descubrir otras ciudades, pero es tiempo que falta mucho cuando se trabaja, ya que los viajes en tren suelen durar entre 8 y 15 horas y los aviones son caros.

Después de pasar un año en la India, sé que volveré como turista. Hay tantas cosas que ver que no tuve tiempo de ver, pero no sé si trabajaré en la India durante varios años.

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